Insomnio e Higiene del sueño
El sueño es una parte fundamental de la vida y está íntimamente relacionado con el bienestar de las personas. Actualmente, el insomnio es un problema de salud que afecta a un alto porcentaje de la población, unido a la dificultad para su diagnóstico por parte de los médicos de familia, bien por falta de tiempo o de formación. Se estima que más de un 50% de los pacientes que acuden a Atención Primaria hacen referencia al insomnio si se les pregunta, siendo el 30% los que lo mencionan por iniciativa propia.
- Entre un 10 y un 15% de la población general padece insomnio crónico.
- Los médicos y estudiantes de medicina refieren altos niveles de insomnio, entre un 45 y un 47%, seguidos de conductores de autobuses, trabajadores de la limpieza y profesores, un 18% cada uno de ellos.
- Un 70% de los estudiantes universitarios sufre trastornos del sueño.
El sueño correcto y reparador es indicador de salud, y se relaciona la mala calidad del sueño con obesidad, consumo de tabaco y enfermedades crónicas. El insomnio es factor de riesgo para la aparición de trastornos del estado de ánimo como ansiedad, depresión o consumo de sustancias. Las consecuencias de la falta de sueño se manifiestan en varias esferas de la vida de las personas:
- Descenso del rendimiento laboral y/o académico.
- Mayor predisposición a las enfermedades.
- Incremento del riesgo de accidentes.
- Asociación a condiciones médicas tales como artritis, reflujo gastro-esofágico, insuficiencia cardiaca congestiva, enfermedad obstructiva pulmonar, diabetes, problemas de próstata, alteraciones musculo-esqueléticas, etc.
El tratamiento del insomnio puede ser farmacológico o no farmacológico, este último, psicológico. Desde el punto de vista psicológico, la terapia cognitivo-conductual es la elección para el tratamiento del insomnio, eficaz para promover la eficiencia y la continuidad del sueño. La terapia se combina con la higiene del sueño, consistente en una serie de recomendaciones sobre prácticas y factores ambientales que podrían afectar a la calidad del sueño. Algunas de estas indicaciones serían:
- Evitar productos que contienen cafeína al menos 4 horas antes de acostarse.
- Evitar la nicotina al menos 1 hora antes de acostarse o si se despierta a media noche.
- Evitar el alcohol en las horas próximas a irse a dormir.
- Evitar comidas copiosas inmediatamente antes de irse a la cama. También evitar acostarse con hambre.
- Evitar practicar ejercicio intenso en las 2 horas previas a irse a la cama.
- Mantener el dormitorio tranquilo y ordenado, intentando que la cama sea lo más cómoda posible.
- Evitar temperaturas extremas en el dormitorio. Evitar en la medida de lo posible ruidos y luces durante toda la noche.
- Evitar utilizar la cama para otras tareas que no sea dormir. Mantener unos horarios regulares de vigilia-sueño.
Otras medidas fundamentales de higiene del sueño centradas en el insomnio son las siguientes:
- Irse a la cama sólo cuando se tenga sueño.
- Levantarse todos los días, incluidos los fines de semana, a la misma hora.
- Evitar quedarse en la cama despierto más tiempo del necesario.
- Evitar las siestas durante el día.
- Reducir o evitar el consumo del alcohol, cafeína, hipnóticos.
- Evitar comidas copiosas antes de acostarse.
- Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ventilación, ruidos, luz).
- Evitar actividades estresantes en las horas previas de acostarse.
- Realizar un ejercicio físico moderado al final de la tarde.
- Practicar ejercicios de relajación antes de acostarse.
- Tomar baños de agua a temperatura corporal por su efecto relajante.
Es necesario incidir en la importancia del tratamiento psicológico como alternativa a los fármacos. Para obtener efectividad es necesario utilizar dichas pautas de higiene del sueño como complemento a la terapia, y nunca en sustitución a la misma.
García-López, S. J. y Navarro-Bravo, B. (2017). Higiene del sueño en estudiantes universitarios: conocimientos y hábitos. Revisión de la bibliografía. Revista Clínica de Medicina de Familia, 10 (3).