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El trastorno negativista desafiante suele ponerse de manifiesto antes de los 8 años de edad y en general no más tarde del inicio de la adolescencia. Los síntomas negativistas acostumbran a aflorar en el ambiente familiar, pero con el paso del tiempo pueden producirse en otros ambientes. Su inicio es típicamente gradual, y suelen mantenerse a lo largo de meses o años. En una proporción significativa de casos el trastorno negativista desafiante constituye un antecedente evolutivo del trastorno disocial.

Los factores implicados en el trastorno negativista desafiante se dividen en los siguientes tipos:

Factores biológicos

  • Temperamento (características innatas de la personalidad).
  • Carga genética (presencia de trastorno de conducta en alguno de los progenitores).

Factores psicológicos

  • Bajo CI.
  • Dificultades en el aprendizaje.
  • Bajo nivel de habilidades sociales.

Factores sociales

  • Ambiente familiar desestructurado o violento.
  • Divorcio de los padres.
  • Estilo educativo negligente.
  • Estilo educativo autoritario.
  • Grupo de pares con trastornos disruptivos.

Los criterios diagnósticos del DSM-5 para el trastorno negativista- desafiante.

  1. Un patrón de enfado/ irritabilidad, discusiones/actitud desafiante o vengativa que dura por lo menos seis meses, que se manifiesta por lo menos con cuatro síntomas de cualquiera de las categorías siguientes y que se exhibe durante la interacción por lo menos con un individuo que no sea un hermano.

Enfado/irritabilidad

  1. A menudo pierde la calma.
  2. A menudo está susceptible o se molesta con facilidad.
  3. A menudo está enfadado y resentido.

Discusiones/actitud desafiante

  1. Discute a menudo con la autoridad o con los adultos, en el caso de los niños y los adolescentes.
  2. A menudo desafía activamente o rechaza satisfacer la petición por parte de figuras de autoridad o normas.
  3. A menudo molesta a los demás deliberadamente.
  4. A menudo culpa a los demás por sus errores o su mal comportamiento.

Vengativo

  1. Ha sido rencoroso o vengativo por lo menos dos veces en los últimos seis meses.
  2. Este trastorno del comportamiento va asociado a un malestar en el individuo o en otras personas de su entorno social inmediato (es decir, familia, grupo de amigos, compañeros de trabajo) o tiene un impacto negativo en las áreas social, educativa, profesional u otras importantes.
  3. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico, un trastorno por consumo de sustancias, un trastorno depresivo o uno bipolar. Además, no se cumplen los criterios de un trastorno de desregulación perturbador del estado de ánimo.

TRATAMIENTO

Desde Albanta Logopedia y psicología aplicamos un tratamiento multimodal, debido a que es necesaria la intervención mediante distintas modalidades terapéuticas. El tratamiento principal está basado en la psicoterapia cognitiva y conductual. Las estrategias conductuales han demostrado su efectividad en la reducción de las conductas-problema y en la mejora de los síntomas del comportamiento. Asimismo, es necesario el entrenamiento de padres, educadores y maestros en técnicas de modificación del comportamiento y resolución de conflictos. Es necesaria una adecuada coordinación entre todos los profesionales implicados. La utilización precoz de estas medidas mejora el pronóstico. La aplicación de las medidas psicológicas se realiza en todos los contextos del niño: escolar, familiar y social.

Es necesario tener en cuenta las siguientes consideraciones:

  • La psicoterapia se debe aplicar de manera continua. No se pueden establecer descansos (p. ej., los fines de semana), ya que suponen un retroceso en los logros.
  • Es necesario una minuciosa coordinación sobre las pautas utilizadas, para aplicarlas en todos los entornos (escolar, en casa, etc.).
  • Hay que evaluar los problemas del niño de manera individual, priorizando las actuaciones sobre aquellos problemas más importantes. Programas iguales aplicados sobre niños con síntomas similares pueden producir efectos contrarios, por lo que hay que reevaluar de manera periódica la efectividad de la intervención.
  • Hay que tener en cuenta que estamos realizando un aprendizaje, no un castigo. Siempre aclarar al niño que le damos disciplina y que no significa que no tengamos cariño por él.

La psicoterapia conductual se basa en una serie de estrategias encaminadas a favorecer los comportamientos positivos y a disminuir los comportamientos problemáticos.

Las principales técnicas conductuales son las siguientes:

Técnicas conductuales
Extinción Ignorar el comportamiento disruptivo. Se utiliza en situaciones en las que la atención del entorno ayuda a mantener la conducta problemática. Cuando se detecta el inicio de un episodio, se ignora la conducta problemática que desarrolla el niño desde su comienzo.
Corrección: Se basa en la interposición de una señal u orden en el momento en el que el niño realiza la conducta disruptiva. Se puede utilizar, por ejemplo, la palabra “no” en los niños más pequeños. Se debe decir de manera firme, con seriedad en el rostro y con mirada fija. Para que el “no” surta efecto, previamente tenemos que estimular un estilo comunicativo propositivo en el entorno del niño.
Economía de fichas Consiste en registrar las conductas positivas del niño y, cuando se consiga un número de registros pactado entre el registrador y el niño, asociar un reforzador positivo.
Contrato de contingencias: Es un documento que recoge los resultados de una negociación. Se establece por escrito después del periodo en el que el educador o familiar del niño o adolescente discuten sobre un tema sobre el que existen posturas distantes. Además debe recoger las consecuencias de que alguna de las dos partes rompa el contrato. Al final, las dos partes firman el documento.

La psicoterapia cognitiva son procedimientos encaminados a reestructurar los pensamientos del sujeto y así lograr cambios en su conducta. Comprende una serie de técnicas encaminadas a modificar los pensamientos, creencias o actitudes del paciente. Las más importantes son las técnicas de autoinstrucciones, que consisten en autoverbalizaciones que sirven de instrucciones que el niño se va diciendo en voz baja para mejorar su comportamiento. Otras son los programas de autocontrol o de control del diálogo interno.

 

REFERENCIAS

Rodríguez, PJ. (2017). Trastornos del comportamiento. Pediatra Integral. XXI (2): 73-81.

Quiroga, S., Paradiso, L., Cryan, G., Auguste, L y Zaga, D.( 2004). Abordaje terapéutico para adolescentes tempranos con conductas perturbadoras: Trastorno negativista desafiante y trastorno disocial. XI Jornadas de Investigación. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires.


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Para entender mejor este tipo de trastorno debemos saber que es el estrés y como nuestro cuerpo actúa cuando se encuentra en dicha situación:

El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) hace referencia a dos aspectos: Una respuesta de estrés que de manera natural es patológica, y el trauma en sí.

El estrés es una respuesta inespecífica de nuestro organismo ante una demanda. Va a existir un estresor al cual el organismo responderá buscando el equilibrio y la adaptación de este (homeostasis). Dicho estresor puede ser tanto psicológico como físico y la respuesta resultará adaptativa o patológica. Cuando el organismo responde ante el estresor de manera patológica estaríamos hablando de TEPT.

En el TEPT lo más importante es el impacto emocional que provoca un determinado suceso, desencadenando una serie de manifestaciones físicas y psicológicas. La APA (Asociación Psiquiátrica Americana) define el acontecimiento traumático como aquella situación psicológicamente estresante que sobrepasa la lista de experiencias habituales de la vida  (duelo, enfermedad de algún familiar, ruptura sentimental, etc…) y que afectará a casia todas las personas produciendo un miedo intenso y desesperanza en la vida de la persona.

Criterios diagnósticos del DSM-5 ( Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales- 5): 

A: Exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o amenaza, en una (o más) de las formas siguientes:

  1. Experiencia directa del suceso traumático.
  2. Presencia directa del suceso ocurrido a otros.
  3. Conocimiento de que el suceso traumático ha ocurrido a un familiar próximo o a un amigo íntimo. En los casos de amenaza o realidad de muerte de un familiar o amigo, el suceso ha de haber sido violento o accidental.
  4. Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso traumático (p. ej., socorristas que recogen restos humanos; policías repetidamente expuestos a detalles del maltrato infantil). 

B: Presencia de uno (o más) de los síntomas de intrusión siguientes asociados al suceso traumático, que comienza después del suceso traumático:

  1. Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso traumático.
  2. Sueños angustiosos recurrentes en los que el contenido y/o el afecto del sueño está relacionado con el suceso traumático.
  3. Reacciones disociativas (p. ej., escenas retrospectivas) en las que el sujeto siente o actúa como si se repitiera el suceso traumático. (Estas reacciones se pueden producir de forma continua, y la expresión más extrema es una pérdida completa de conciencia del entorno presente.)
  4. Malestar psicológico intenso o prolongado al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso traumático.
  5. Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos que simbolizan o se parecen a un aspecto del suceso traumático.

C: Evitación persistente de estímulos asociados al suceso traumático, que comienza tras el suceso traumático, como se pone de manifiesto por una o las dos características siguientes:

  1. Evitación o esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso traumático.
  2. Evitación o esfuerzos para evitar recordatorios externos (personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones) que despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca o estrechamente asociados al suceso traumático.

D: Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso traumático, que comienzan o empeoran después del suceso traumático, como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  1. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso traumático (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral, alcohol o drogas).
  2. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).
  3. Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso traumático que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
  4. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).
  5. Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
  6. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
  7. Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).

E: Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso traumático, que comienza o empeorar después del suceso traumático, como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  1. Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
  2. Comportamiento imprudente o autodestructivo.
  3. Respuesta de sobresalto exagerada.
  4. Problemas de concentración.
  5. Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto).

F: La duración de la alteración (Criterios B, C, D y E) es superior a un mes.

G: La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

H: La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., medicamento, alcohol) o a otra afección médica.

 

Tratamiento

Desde Albanta. Logopedia y Psicología, te podemos ayudar. Entre algunas de las opciones de tratamiento estarían las siguientes:

  • Terapia cognitivo-conductual:

Se va a dividir  en tres fases:

  1. Fase psicoeducativa: el paciente es informado de su patología, los síntomas de la misma, y la forma de trabajo terapéutico. También se le explica el concepto de ideas o cogniciones disfuncionales y su influencia negativa sobre la conducta, sobre las características y el fundamento de las exposiciones a las situaciones evitadas. En esta fase mayormente se trabaja con ejercicios, autorregistros de detección de ideas, situaciones, emociones y la generación de pensamientos alternos.
  2. Fase cognitiva: se trabaja directamente sobre las ideas disfuncionales que contribuyen al sostenimiento del Trastorno y también del malestar. Hablamos de ideas disfuncionales cuando existen pensamientos que se activan automáticamente durante el procesamiento mental y que tienen ciertos errores. Se trata de que los pacientes, con ayuda del terapeuta, revisen sus pensamientos que generan malestar y los cambien por otros pensamientos más adaptativos.
  3. Fase conductual: El paciente se expone a lo sucedido en presencia del terapeuta, quien lo guía activamente en el proceso haciendo de figura de modelado, adaptando la exposición al paciente. Así se consigue restablecer su nivel de funcionamiento anterior por medio de la exposición gradual, (llamando a esta técnica Desensibilización Sistemática) a las situaciones que comenzó a evitar por temor a enfrentarlas ya que han quedado condicionadas al suceso traumático. Se busca la “Habituación”, mediante el cual el paciente al exponerse reiteradas veces a las situaciones temidas, se “acostumbraría” (habituaría) a ellas, generándose entonces una disminución en los niveles de ansiedad, que se han disparado tras el trauma.
  • Terapia para el manejo de la ansiedad:

Las técnicas más utilizadas para reducir los síntomas de la ansiedad en el TEPT, tienen como objetivo la adquisición y aplicación de habilidades de afrontamiento, y son: la relajación muscular progresiva, control de la respiración, juego de roles, modelamiento, detención de pensamiento y entrenamiento en autoinstrucciones. Estas técnicas enseñan a las personas a relajarse, disminuir la activación fisiológica, soltar los músculos, respirar correctamente, imaginar, etc. Hay que practicarlas todos los días para una mayor eficacia.

  • Terapia farmacológica:

Se parte de que la terapia cognitiva-conductual puede estar o no acompañada de la terapia farmacológica en el tratamiento del TEPT  y si le acompaña, las decisiones referentes al momento de la aplicación, duración del tratamiento y sobre qué síntomas, resulta más eficaz, son aspectos a tener en cuenta por el profesional. Con los fármacos no se aprende a controlar la ansiedad, por lo que, si se utilizan solos, no suelen curar el trastorno. Son útiles en caso de reacciones intensas, no controlables pero la administración única y exclusiva de terapia farmacológica carece de sentido como tratamiento del TEPT.

 

Bibliografía:

American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).Washington, DC: APA.

Báguena Puigcerver, M. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para el estrés post-traumático. Psicothema13(3).

Carvajal, César. (2002). Trastorno por estrés postraumático: aspectos clínicos. Revista chilena de neuro-psiquiatría40(Supl. 2), 20-34. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272002000600003


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En los últimos tiempos hemos visto como la estructura de la población ha cambiado. Los nacimientos han descendido y la esperanza de vida ha aumentado ocasionando esto que la población de la tercera edad sea más numerosa. Este cambio ha obligado a las instituciones públicas a destinar esfuerzos a favor de medidas y políticas que se encarguen de dar respuesta a esta nueva situación.

Podemos definir el envejecimiento como el conjunto de cambios que experimentan los seres vivos por el que se hacen viejos. Este proceso se inicia desde que nacemos y supone una serie de cambios a todos los niveles (físico, cognitivo, estructural…) que son el resultado del paso del tiempo y no de una enfermedad. Debido a estos cambios que se asocian al paso del tiempo y que forman parte de un envejecimiento normal empiezan a aparecer los primeros síntomas físicos, canas, arrugas, problemas musculares o en los huesos y también cognitivos, siendo las quejas más frecuentes las que se relacionan con la memoria (Jara, 2007).

El deterioro cognitivo, se puede definir como aquellas alteraciones de las capacidades mentales superiores, es decir, de la memoria, atención, concentración, razonamiento y praxias, que pueden suponer una serie de limitaciones en cuanto a la autonomía y la calidad de vida de las personas mayores (Franco y Criado, 2002). Es aquí cuando aparece el papel de la estimulación cognitiva. Es importante antes de continuar diferenciar entre estimulación y rehabilitación cognitiva. Esta última son actividades que van encaminadas a recuperar aquellas funciones o habilidades que se encuentran alteradas por alguna enfermedad. Cuando hablamos de estimulación, el objetivo cambia ya que en este caso las actividades están diseñadas para estimular, fortalecer y mejorar las capacidades cognitivas y así retrasar la aparición de los primeros síntomas (Bitbrain, 2018).  Las áreas en las que intervienen las actividades son:

  • Orientación y Atención
  • Memoria
  • Lenguaje
  • Cálculo
  • Praxias
  • Razonamiento

En la actualidad existen diferentes recursos para trabajar la estimulación cognitiva como son talleres destinados a la prevención, que se realizan dentro de las políticas de envejecimiento activo.

Bibliografía

Bitbrain ( 27 de septiembre2018). ¿Qué es y para qué sirve la estimulación cognitiva? [Entrada en blog]. Recuperado de https://www.bitbrain.com/es/blog/que-es-estimulacion-cognitiva

Franco, M. y Criado, C. (2002). Intervención psicoterapéutica en afectados de enfermedad de Alzheimer con deterioro leve. Madrid, España: Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO).

Jara, M. (2007). La estimulación cognitiva en personas adultas mayores. Revista Cupula.


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Siguiendo con los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), pasamos a hablar sobre la Bulimia Nerviosa.

¿Qué es la Bulimia Nerviosa?

La Bulimia Nerviosa (BN) es un trastorno que se engloba dentro de los trastornos de la conducta alimentaria, el cual se caracteriza, en primer lugar, por la presencia de episodios recurrentes de atracones, los cuáles se caracterizan por (APA, 2013):

1) Ingestión, en un periodo de tiempo determinado, de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período similar en circunstancias parecidas.

2) Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (por ejemplo, sensación de que no se puede dejar de comer o controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).

Pero a diferencia del trastorno por atracón, en la bulimia nerviosa van seguidos de métodos compensatorios inapropiados, como por ejemplo, vómitos provocados, uso de laxantes, ayuno, ejercicio excesivo, etc. El objetivo que tienen estos métodos compensatorios es evitar ganar peso  ya que las personas que sufren bulimia nerviosa se encuentran excesivamente influenciadas por la silueta y el peso corporal.

Para que se diagnostique esta patología las conductas compensatorias deben aparecer en un promedio de dos veces a la semana durante un período de mínimo tres meses).

Según el método que se utilice para evitar ganar peso, se distinguen dos tipos: El purgativo el cual incluye la autoprovocación del vómito o el uso de laxantes. Y por otro lado el no purgativo, el cual utiliza otros tipos de conductas compensatorias como pueden ser el ejercicio excesivo o el ayuno.

Así pues la conducta de vomitar empieza siendo una práctica para eliminar el alimento ingerido pero posteriormente se convierte en un círculo vicioso en el que se pierde el control hasta el punto de sentir que se tiene que vomitar cada vez que se ingiere alimento. La persona que sufre Bulimia se siente avergonzada por esta situación creándose un estado de mal estar.

En cuanto al curso de desarrollo, la bulimia nerviosa se inicia generalmente al final de la adolescencia o al principio de la vida adulta. Los atracones suelen empezar después o durante un período de régimen dietético. (APA, 1995).

 

Síntomas y signos en la Bulimia Nerviosa.

-Síntomas: Irregularidades menstruales, ardor esofágico, dolor abdominal inespecífico, letargo, distensión abdominal, fatiga, cefaleas, diarrea, tumefacción de manos y pies, dolor de garganta, entre otros.

-Signos: Callosidades en las manos, hipertrofia de las glándulas salivales, erosión del esmalte dentario y caries, úlceras orales, etc.

La importancia del Tratamiento psicológico

Los objetivos fundamentales que se persiguen a la hora de tratar los trastornos de la conducta alimentaria, en este caso la Bulimia Nerviosa, serían:

  1. Restaurar el peso corporal.
  2. Tratar las complicaciones físicas.
  3. Mejorar la motivación del paciente para que normalice sus hábitos dietéticos y colabore en el tratamiento.
  4. Educar al paciente sobre nutrición saludable y patrones de alimentación adecuados.
  5. Abordaje de conflictos psicosociales.
  6. Corregir pensamientos, actitudes y sentimientos erróneos sobre su trastorno.
  7. Tratar las complicaciones psiquiátricas asociadas (autoestima, depresión, etc.).
  8. Favorecer la colaboración de la familia.
  9. Prevenir recaídas.

 

Bibliografía

Acerete, D. M., Trabazo, R. L., & Ferri, N. L. (2013). Trastornos del comportamiento alimentario: Anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Protocolo AEPED. Capítulo7.

Rava, M. F., & Silber, T. J. (2004). Bulimia nerviosa (Parte 1): Historia. Definición, epidemiología, cuadro clínico y complicaciones. Archivos argentinos de pediatría102(5), 353-363.

Sierra Puentes, M. (2005). La bulimia nerviosa y sus subtipos. Diversitas: Perspectivas en Psicología1(1).

Saldaña, C. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para trastornos del comportamiento alimentario. Psicothema13(3).


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La Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana (G.A.T) define la Atención Temprana como el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años de edad, a la familia  y al entorno, con el objetivo de dar una respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar.

Dentro de la atención infantil que trabajamos en Albanta Logopedia y Psicología tratamos o trabajamos 2 aspectos fundamentales. Por un lado el desarrollo infantil en los primeros años de edad, y por otro lado, los trastornos en el desarrollo que puedan tener los niños. Con respecto al desarrollo infantil, los objetivos que queremos conseguir son la adquisición de funciones como el control de la postura corporal, la autonomía, la comunicación, el lenguaje y la interacción social. Para ello hay que tener en cuenta que en el desarrollo infantil interactúan factores genéticos y factores ambientales ya sean de tipo biológico (estado de salud, sistema nervioso…) o de tipo psicológicos y sociales (vínculos afectivos, interacción con el entorno, cuidados, aspectos perceptivos…). Por otro lado, en los trastornos en el desarrollo la intervención tiene que poseer un carácter global, es decir, hay que tener en cuenta el momento evolutivo en el que se encuentre el niño, las necesidades del niño en todos los ámbitos, y la discapacidad que el trastorno genere. Por todo esto, en los trastornos del desarrollo hay que tener en cuenta los aspectos intrapersonales, biológicos, psicosociales y educativos de cada individuo de forma personal.

OBJETIVOS DE LA ATENCIÓN TEMPRANA.

Los objetivos generales que en Albanta tratamos en Atención Temprana son:

  • Reducir los efectos de una deficiencia o déficit sobre el conjunto global del desarrollo del niño.
  • Mejorar, en la medida de lo posible, el desarrollo evolutivo del niño.
  • Compensar o eliminar las posibles barreras que puedan aparecer y hacer que haya una adaptación favorable a las necesidades especificas.
  • Evitar o reducir la probabilidad de que aparezcan efectos o déficits secundarios que puedan estar asociados al trastorno.
  • Atender y tratar las necesidades y demandas que tenga la familia y el entorno en el que vive el niño.
  • La persona principal a la que se dirige la intervención es al niño, pero aún así, la familia supone un agente principal de intervención.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE ATENCIÓN TEMPRANA.

Para que la atención temprana cumpla con sus objetivos, tratamos de seguirunos principios básicos:

  • Diálogo, integración y participación.
  • Interdisciplinariedad y alta cualificación profesional.
  • Coordinación.

INTERVENCIÓN EN ATENCIÓN TEMPRANA.

La intervención en atención temprana, como se hemos mencionado anteriormente, debe de ser global, por lo que ésta se divide en cuatro áreas: motora, perceptivo-cognitiva, socio-comunitaria y hábitos de autonomía. Además, los objetivos en cada una de estas áreas, se suelen dividir en intervalos de tiempo, siendo estos de 3 meses de edad cada uno hasta el primer año de vida, y posteriormente, se dividirán en 6 meses los intervalos hasta que se cumplan los 2 años. La intervención será realizada por un equipo interdisciplinar.

En el programa de intervención, siempre que sea posible la intervención deberá de realizarse en las actividades de la vida diaria del niño, ya que esto ayuda a adquirir y ampliar conocimientos a otros ámbitos de la vida del niño.

Cualquier programa de intervención pretende enriquecer el medio en el que se va a desenvolver el niño con dificultades en su desarrollo, fomentando las interacciones sociales con las personas que le rodean, por lo que el objetivo a largo plazo que se quiere conseguir es que el niño desarrolle el mayor grado de autonomía posible para que se pueda desenvolver adecuadamente en su entorno.

 

REFERENCIAS BIBIOGRÁFICAS.

  • Candel, I. (2005). Elaboración de un Programa de Atención Temprana. Revista Electrónica de Investigación Psicoeducativa, 3(3), 151-196.
  • Perera, J. (2011). Atención Temprana: Definición, Objetivos, Modelos de Intervención y Retos Planteados. Revista Síndrome de Down, 8, 140-152.
  • Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana. Recuperado de: http://www.gat-atenciontemprana.org/

 


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Trastorno borderline: una historia al límite

“Lucía Fronteriza camina descalza por el filo de un cuchillo. Extiende los brazos en cruz y cierra los ojos, se concentra y busca un centro de gravedad que nunca encuentra. Avanza muy lentamente sabiendo que, en cualquier momento, volverá a caer. Una y otra vez.

Descender al infierno y volver a escapar. Intentar mantener el equilibrio. Ese es el reto. De hecho, en su blog está colgada la pintura de August Macke El equilibrista.

Lucía solo tiene 19 años y ya no le gusta la vida. Está de vuelta de todo. Y lo ha probado todo. Y de todo sale, sí, pero más delgada, más triste, más vacía…”

El trastorno límite de la personalidad (TLP) se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad que invade muchos, sino todos, los aspectos del funcionamiento del individuo, incluidos sus relaciones, su imagen personal, sus sentimientos y su conducta y la presencia de una notable impulsividad, así como el cambio frecuente y rápido de sus emociones.

Suelen tener sensaciones crónicas de vacío, conductas o gestos suicidas y comportamientos autolesivos, ira inapropiada e intensa o dificultades para controlarla, ideas paranoides transitorias o síntomas disociativos graves, y no soportan la soledad, realizando grandes esfuerzos para evitar el abandono real o imaginario (APA, 1994; Gunderson, Zanarini y Kisiel, 1991).

Actualmente, el diagnóstico del trastorno límite de personalidad (TLP) puede inducir a error, dado que presenta características comunes a otros trastornos, y en ocasiones pueden confundirse con anorexia, bulimia, depresión, toxicomanía…esto puede deberse a que estos sujetos no han sido capaces de formar un conjunto coherente e integrado de esquemas sobre sí mismos, apegándose a los demás para centrarse, es decir, al no tener una identidad bien definida y no encontrar la solución a lo que busca, se centran en buscar pistas en los demás. Por esto, cuando un paciente ingresa, suele ocurrir con frecuencia que tome como referencia al grupo de pacientes con los que se relaciona y empiece a copiar y a manifestar la sintomatología de éstos, llegando a creerla propia. Es importante realizar un diagnóstico precoz y adecuado para poder intervenir de la manera más exitosa posible y reducir en mayor medida los costes sanitarios que conlleva atender estas personas que acuden desesperadas a consulta.

Es recomendable, por lo eficaz que resulta, un tratamiento combinado de psicoterapia y fármacos para la intervención en el trastorno límite de personalidad (TLP). Respecto a la intervención farmacológica, algunos estudios han demostrado que los antidepresivos suelen pueden ser eficaces a la hora de reducir sentimientos depresivos (benzodiacepinas), y los neurolépticos (por ejemplo, haloperidol), para reducir la ansiedad, la ira, los problemas de impulsividad y los síntomas psicóticos. Por último, los anticonvulsionantes mejoran los síntomas de la depresión y el control sobre la agresión.

La intervención psicoterapéutica ha recibido numerosas aportaciones de las diversas investigaciones que han tenido como objetivo el conocer cuál resulta más adecuada para el tratamiento del trastorno límite de personalidad (TLP). Desde un enfoque cognitivo-conductual, destacaremos seguidamente algunas de ellas:

  1. La terapia cognitiva de Beck. Beck y Freeman (1990)plantean un plan de tratamiento que favorezca la alianza terapéutica, minimice la falta de adhesión al tratamiento, disminuya el pensamiento dicotómico, aborde las suposiciones básicas, aumente el control sobre las emociones, mejor el control de los impulsos y fortalezca la identidad del paciente.
  2. La terapia cognitiva centrada en los esquemas, de Young. Para Young los esquemas tempranos desadaptativos (ETDs) que caracterizan al TLP en la infancia son el temor al abandono y a la pérdida, la falta de amor, la dependencia, el no llegar a sentirse como sujeto individual, la desconfianza, la escasa autodisciplina, el temor a perder el control emocional, la culpa excesiva y la privación emocional. Desde esta terapia, estos son los esquemas que hay que identificar y cambiar.
  3. La terapia cognitivo-conductual dinámica, de Turner. La TCCD aborda el tratamiento del TLP centrándose en los componentes impulsivos-de ira del mismo. Este enfoque integra estrategias terapéuticas dinámicas para clarificar y modificar los esquemas del paciente. Enfatiza la importancia de las relaciones interpersonales en el funcionamiento humano, considerando la relación terapéutica como el principal medio para la aplicación del tratamiento. Utiliza estrategias cognitivas y conductuales para modificar las distorsiones cognitivas, clasificándolas en: estrategias que implican acción (por ejemplo uso de autorregistros), estrategias que utilizan la imaginación (exposición en imaginación) y estrategias de codificación y almacenamiento de la información (identificación y corrección de distorsiones cognitivas).
  4. La formulación clínica de caso, de Turkat. Para Turkat, los sujetos con TLP tiene un importante déficit en la solución de problemas, constituyendo su característica básica. Propone dos aspectos a considerar: tener en cuenta la naturaleza del déficit de solución de problema y que raramente el TLP permitirá al terapeuta llevar a cabo dicho tratamiento.
  5. La terapia dialéctica-conductual, de Linehan. Ha sido quizás la primera terapia cognitivo-conductual en ser evaluada empíricamente para el TLP (Linehan et al, 1991; Linehan, Heard y Armstrong, 1993) y es una de las más específicas y sistematizadas, aunque a veces pueda parecer excesivamente compleja y con demasiados procedimientos heterogéneos en la aplicación de la misma. El objetivo de la misma es reconocer y validar la vulnerabilidad emocional que presentan los pacientes y proporcionar las habilidades necesarias para la regulación de las emociones. Además, contempla el entrenamiento en habilidades para mejorar las relaciones interpersonales, el control de conductas impulsivas o que atenten contra la calidad de vida, la flexibilización de los patrones cognitivos y la mejora del sentido de la identidad personal.

Bibliografía:

Beck. A,  Freeman. A, y Davis. D et al. (1990-2004). Terapia cognitiva de los trastornos de personalidad. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. 219-248.

Caballo. V. E. (1998). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Formulación clínica, medicina conductual y trastornos de relación. Siglo XXI de España Editores, S.A. (2), 518-522.


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Antes de hablar de la intervención resulta fundamental tener claro la gran diversidad que se ha comentado que existe, en el anterior artículo, en dicho trastorno.

Esta diversidad es la que va a guiar el proceso de intervención. Desde nuestra formación académica se nos advierte de la importancia de crear un proceso terapéutico que realmente este fundamentado en la individualización del tratamiento. Sin embargo, la experiencia y abundante literatura acerca de los trastornos psicológicos permite que en ocasiones el profesional pueda aplicar técnicas, manuales, o programas de manera similar a los distintos pacientes; al igual que durante nuestro proceso formativo se nos ha destacado la importancia de buscar una motivación real en el paciente. Cuando se habla de TEA, tenemos que tener en cuenta que hablamos de menores, cuyos intereses son restringidos; por tanto, nuestra intervención debe basarse justamente en crear un programa cuya base sea dicho interés.

Por ejemplo, un chico con TEA que tenga un interés superior en todo lo relacionado con los coches puede orientarnos en crear programas específicos para mejorar atención, motricidad, lectoescritura… basado en material de medios de transporte. Buscando siempre que el menor haga una tarea motivadora para él, pero que al mismo tiempo consiga superar nuestros objetivos de tratamiento.

Es por este motivo, que los profesionales dedicados al TEA requieren de una alta creatividad y paciencia, ya que requiere de numeroso material que quizás sirva para un solo chico.

En Albanta Logopedia y Psicologóa pensamos que la intervención, al igual que en el resto de trastornos, debe basarse en potenciar los puntos fuertes de estos sujetos permitiendo mejorar sus dificultades. Es bien conocido por todos, que las personas con TEA tienen mejor procesamiento visual que verbal, de este modo desde que son pequeños se potencia las explicaciones, normas, agendas a nivel visual; no pretendiendo que se creen frases eternas transcritas de forma visual, sino imágenes funcionales que le permitan entender mejor qué está pasando a su alrededor.

Incluso la comunicación, se fomenta de forma visual. La logopedia tiene una labor fundamental dentro de este ámbito, desde atención temprana, los profesionales deben propiciar que el menor aumente su intencionalidad comunicativa, quizás al inicio simplemente se busca que el menor coja la mano de su madre y la acerque hacia el juguete que no alcanza, pero que sin duda es un proceso comunicativo.

En ocasiones, los sujetos con TEA presentan alteraciones en el lenguaje verbal es por esto que los logopedas incorporar sistemas de comunicación aumentativos o alternativos, a través de las imágenes. Como su propio nombre indica, la función de este sistema es aumentar el lenguaje o potenciarlo, así como en el caso de los sujetos no verbales conseguir que comuniquen sus intereses, sentimientos… Es importante, que la sociedad también abra su mente respecto a este tema, ya que en ocasiones pensamos que una persona que no controle la comunicación verbal no puede comunicarse obviando otros medios de comunicación que sin duda resultan funcionales.

Resulta complicado determinar qué áreas deben ser tratadas en sujetos con TEA, pero de forma general se puede concretar algunas de las que tratamos en Albanta Logopedia y Psicología:

  • Aspectos sociales, es importante crear historias sociales con apoyos visuales que muestren una explicación de cómo debe comportarse el sujeto ante determinadas situaciones de la vida diaria. Los sujetos con TEA quieren relacionarse con su medio, pero en ocasiones presentan grandes dificultades en cuánto no entienden qué pasa o cómo deben reaccionar.
  • Procesos cognitivos, como atención, teoría de la mente, …
  • Regulación emocional, que identifiquen, expresen de forma adecuada tanto sus emociones como las del resto.
  • Potenciar actividades de juego, qué entiendan el juego simbólico, funcional, así como compartan el juego con sus iguales.
  • Fomentar y potenciar la comunicación, verbal y no verbal.
  • Mejorar la expresión verbal.
  • Aspectos académicos.
  • Actividades de la vida diaria.

Estos entre otros muchos ámbitos deben ser objeto de intervención en dicho trastorno, ámbitos que cualquier sujeto neurotipico también debe trabajar, pero en el caso de los sujetos con TEA es importante que todo el material este adaptado en bases a sus necesidades de apoyo pertinentes.


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