LA AUTOESTIMA EN ADOLESCENTES Y CÓMO INFLUYE EN SUS RELACIONES SOCIALES

La adolescencia es una etapa crucial para el desarrollo de la identidad personal, y uno de los aspectos fundamentales de este proceso es la autoestima, que se define como la percepción y valoración que una persona tiene de sí misma. Esta etapa de la vida está marcada por cambios físicos, emocionales y sociales, lo que hace que la autoestima juegue un papel esencial en la formación de la identidad y en la manera en que los adolescentes se relacionan con los demás (Erikson, 1968).
Autoestima Positiva y Autoestima Negativa
La autoestima puede clasificarse en dos categorías principales: autoestima positiva y autoestima negativa. La autoestima positiva se refiere a una percepción saludable y equilibrada de uno mismo, donde el individuo tiene una alta valoración de sus propias habilidades, cualidades y capacidades. Los adolescentes con autoestima positiva tienden a sentirse seguros de sí mismos, son capaces de reconocer tanto sus fortalezas como sus debilidades y tienen la confianza necesaria para enfrentarse a los desafíos de la vida (Harter, 2012). Esta seguridad interna también les permite establecer relaciones sociales más saludables y basadas en el respeto mutuo, ya que se sienten cómodos con su identidad y no dependen de la validación constante de los demás.
Por el contrario, la autoestima negativa se caracteriza por una baja valoración personal, donde el individuo tiene una visión distorsionada o desfavorable de sí mismo. Los adolescentes con autoestima negativa suelen sentirse inseguros, perciben que no son lo suficientemente buenos o que no merecen ser amados o respetados. Esto se puede manifestar en una tendencia a la autocrítica excesiva, la sensación de inferioridad y la búsqueda constante de la aprobación externa (Crocker & Park, 2004). La baja autoestima puede dificultar la capacidad para construir relaciones sociales satisfactorias, ya que los adolescentes pueden sentirse constantemente amenazados por el rechazo y tienen miedo de no ser aceptados por sus compañeros.
Una autoestima positiva, además, está vinculada a la resiliencia, lo que significa que los adolescentes son capaces de afrontar y superar situaciones adversas sin que estas afecten gravemente su sentido de sí mismos. Según Rosenberg (1965), aquellos con una autoestima sólida son más propensos a manejar el estrés de manera efectiva y a mantener una actitud optimista hacia las relaciones y los desafíos sociales.
Relación entre Autoestima y Relaciones Sociales
Una autoestima positiva está estrechamente relacionada con la calidad de las relaciones sociales de los adolescentes. De acuerdo con Harter (2012), aquellos con una autoestima alta son más propensos a establecer amistades sólidas y a involucrarse en interacciones sociales de manera abierta y confiada. Estas personas tienden a ser asertivas, respetuosas de los límites y están dispuestas a trabajar en la resolución de conflictos, lo que contribuye a relaciones interpersonales saludables y duraderas.
En cambio, la autoestima negativa está asociada con relaciones sociales más problemáticas. Los adolescentes con baja autoestima suelen tener dificultades para mantener relaciones saludables, ya que la inseguridad y la dependencia emocional pueden hacer que se involucren en dinámicas de relación desadaptativas. Pueden buscar la validación constante de sus pares, lo que puede llevarlos a ser más susceptibles a la manipulación o el abuso, o pueden evitar interacciones sociales por miedo al rechazo o a la crítica. Además, la comparación social constante en plataformas digitales puede intensificar esta sensación de inseguridad (Fardouly et al., 2015).
En resumen, la autoestima positiva y negativa tienen un impacto directo en las relaciones sociales de los adolescentes. La autoestima positiva favorece una visión saludable de sí mismo y de los demás, lo que facilita la construcción de relaciones interpersonales saludables y equilibradas. Por el contrario, la baja autoestima puede dificultar estas interacciones, llevando a relaciones conflictivas o incluso al aislamiento social. Fomentar una autoestima positiva en los adolescentes es clave para su bienestar emocional y social, ya que les ayuda a enfrentar las dificultades propias de esta etapa de manera efectiva y constructiva.
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Referencias
Crocker, J., & Park, L. E. (2004). The costly pursuit of self-esteem. Psychological Bulletin, 130(3), 392-414.
Erikson, E. H. (1968). Identity: Youth and crisis. Norton & Company.
Fardouly, J., Diedrichs, P. C., Vartanian, L. R., & Halliwell, E. (2015). Social comparisons on social media: The impact of Facebook on young women’s body image concerns and mood. Body Image, 13, 38-45.
Gruman, D. H., Schneider, F. W., & Coutts, L. M. (2017). Applied social psychology: Understanding and addressing social and practical problems. Sage Publications.
Harter, S. (2012). The construction of the self: A developmental perspective. Guilford Press.
Rosenberg, M. (1965). Society and the adolescent self-image. Princeton University Press.